Y no me equivocaba, a las 8 de la mañana ya estaba en pie con un donut en la boca, camino a la playa y metalizándome de que no habría nada (así el disgusto duele menos, o eso creo).
Al llegar a la playa no hico falta ni que bajara de la furgo para pisar un poco la arena (si es que a eso se puede llamar arena) y ver si me metía o no, no tenía nada que decidir, el mar estaba ¡¡PLATO!! Excepto una olita de un palmo que rompía a medio metro de orilla, pero creo que esa olita y yo no hubiéramos hecho buenas migas.
Así que después del madrugón en vano y un poco de gasolina menos, aquí os dejo la segunda parte de algunas de las fotos que saque ayer.
Espero que os gusten.
Saludos.
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